MULTITUDES HACIA CUALQUIER LUGAR
Las obras de Andrino son un examen psicológico de los sujetos y del espacio. Siempre le han interesado las multitudes, los grupos humanos y los espacios que ocupan.
Lleva diez años trabajando sobre las masas y sobre su ruido. Con audiovisuales, ha captado el drama colectivo en la calle y en los espacios públicos: personajes anónimos que corren con miedo o masas inmersas en entornos agresivos. Sus gentes crean un corpus artístico de una narrativa potente, con el que consigue crear un espacio psicológico que implica al espectador y le obliga a reconstruirlo. El suyo es un personaje solo, aislado del mundo, que se enfrenta consigo mismo y afronta un nuevo destino con dignidad.
Para entender su obra, hay que tener en cuenta que su principal preocupación gira alrededor del otro, sobre todo en cuanto a la dificultad absoluta de llegar a conocerlo verdaderamente. De ahí que, cuando no se acerca a un personaje concreto, cuando nos habla del hombre universal, conserva la condición del individuo como sujeto inalcanzable. Quiere llegar a conquistar los secretos más recónditos del estado emocional y, por eso, su investigación se adentra en la exploración de la verdad del individuo.
Siguiendo la estela de Juan Muñoz (Madrid, 1953 – Ibiza, 2001), considerado un renovador de la escultura contemporánea, la suya es también una obra cargada de confrontaciones y de juegos visuales con un conjunto de personajes que, a pesar de la aglomeración, se mantienen silenciosos, hieráticos, confinados a la soledad. También el escritor, ensayista y poeta Ryszard Kapuscinski (Pinsk, Bielorrusia, 1932 – Varsovia, Polonia, 2007) le hizo recapacitar sobre las civilizaciones en la suite Un mundo de hoy, su primer trabajo sobre las multitudes, en el que desarrollaba el interés por los grupos humanos y los espacios que llenan.
El tratamiento matérico sigue ganando terreno y opta por recursos texturales y corpóreos de grosores, empastes y collages para subrayar la incomunicación del ser humano. Cromáticamente, el blanco y el rojo son el hilo conductor de esta serie, a partir de la cual construye toda una filosofía. Con técnicas mixtas en las que el papel de periódico y el alambre sirven de esqueleto, reúne a los grupos en la frontera de un lienzo en blanco. Son construcciones vulnerables y frágiles, hechas con residuos, restos de nuestra sociedad industrial que niegan el formalismo y la materia como tradicionalmente se entiende.
Contienen en sí mismos la modificación y la metamorfosis que conlleva el paso del tiempo. Prácticas reflexivas que, gracias a la desacralización y a la humildad, llegan hasta la destrucción de las propias obras para posteriormente reformularlas.
Con Multitudes (2009-2013) intenta explicar el mundo de hoy, ese que nos llega por la prensa y que nos trae la guerra en directo a casa. Así, una de las primeras obras con las que arrancó este proyecto fue Siesta en Afganistán, escultura en papel de un soldado estirado junto a un montón de periódicos que tratan mediáticamente del tema de la guerra. Un tema que le preocupa especialmente es el de las víctimas de los conflictos bélicos, los movimientos demográficos provocados por las hostilidades; los refugiados que se trasladan de un sitio a otro sin ningún destino concreto. La disposición y las confrontaciones de las figuras en el espacio generan una teatralización que expresa el abandono a su suerte del hombre contemporáneo.
Partiendo de la aglomeración, filtra el mundo desplegando figuras que ocupan el espacio o haciéndolas crecer en volumetrías sobre lienzos hasta convertirlos en relieves. Pinta las esculturas y esculpe los cuadros. Y la clave está en la masa, esa que ocupa las aceras de Park Avenue en Nueva York o la Gran Vía de Madrid y, con el potente rojo de fondo, regresa la sangre de la tragedia, actualmente más que nunca, por la guerra en Ucrania. Hay algo ingrávido en el tumulto, una falta de anclaje que permite situarlo hacia cualquier lugar. Junto al anonimato de la cara buscando causas para ser, encontramos a la multitud ensayando razones donde reconocerse
Conxita Oliver i Cabestany
CROWDS HEADING ANYWHERE
Andrino’s works are a psychological examination of subjects and space. She has always been interested in crowds, human groups, and the spaces they occupy.
She has been working on crowds and their noise for ten years. With audio visuals, she has captured the collective drama on the streets and in public spaces: anonymous characters running in fear or masses immersed in aggressive environments. Her crowds create an artistic corpus of a powerful narrative, with which she manages to create a psychological space that involves the onlooker and forces him to reconstruct it. Hers is a lonely character, isolated from the world, who confronts himself and faces a new destiny with dignity.
In order to understand her work, one must keep in mind that the main concern revolves around the other, especially with regard to the absolute difficulty of truly getting to know him. Hence, when she does not approach a particular character, when she speaks to us of the universal man, he retains the condition of the individual as an unattainable subject. She seeks to conquer the deepest secrets of the emotional state and, therefore, her research delves into the exploration of the individual’s truth.
Following in the footsteps of Juan Muñoz (Madrid, 1953, Ibiza, 2001), considered a renovator of contemporary sculpture, his is also a work full of confrontations and visual games with a set of characters who, despite the group, remain silent, hieratic, confined to solitude. Also, the writer, essayist, and poet Ryszard Kapuscinski (Pinsk, Belarus, 1932- Warsaw, Poland, 2007) made her rethink about civilisations in the suite Un món d’avui, her first work on crowds, in which she developed an interest in human groups and the spaces they fill.
The material treatment continues to gain ground and opts for textural and body resources of thicknesses, fillings, and collages to emphasise the isolation of the human being. Chromatically, white and red are the guiding thread of this series from which she builds an entire philosophy. With mixed techniques in which newspaper and wire serve as a skeleton, she brings the groups together on the border of a white canvas. They are vulnerable and fragile constructions, made from waste and remnants of our industrial society that deny formalism and traditionally understood matter.
They themselves contain the modification and metamorphosis that the passage of time implies. Reflective practices that, thanks to desecration and humility, go as far as to destroy her own works and to then reformulate them.
With Multitudes (2009-2013) she attempts to explain the world of today, that which reaches us through the press and brings the war home to us live. Thus, one of the first works with which she started this project was Siesta a l’Afganistan, a paper sculpture of a soldier lying next to a pile of newspapers that provide media coverage of the subject of war. An issue of particular concern to her is the victims of war, demographic movements as a result of hostilities; refugees moving from one place to another without any specific destination. The disposition and confrontations of the figures in space generate a dramatization that expresses the abandonment of contemporary man to his fate.
From the agglomeration, she filters the world by unfolding figures that occupy the space or making them grow in volumes on canvas, until they appear in relief. She paints sculptures and sculpts paintings. And the key lies in the crowds, the one that populates the sidewalks of Park Avenue in New York or the Gran Via in Madrid, and with the powerful red background the blood of tragedy returns, now more than ever before with the war in Ukraine. There is something weightless in the tumult, a lack of anchorage that allows it to be placed anywhere. Alongside the anonymity of the face looking for causes to be, we find the crowd rehearsing reasons to recognise themselves.